Me he pasado la vida ilustrando. Empezó como un modo fácil de ganarme la vida mientras mi oficio iba tomando forma en el estudio, y siguió cuando ganaba más exponiendo que ilustrando.
La verdad es que he pasado más tiempo en esta vida leyendo que pintando, me encantan las palabras y el ilustrar me revela, aunque difuso, el espacio que hay entre ellas y las imágenes: un lago subterráneo del que brotan ambas, por manantiales distintos. Cuando confluyen, el agua es más rica
He ilustrado artículos de prensa, libros para niños o adultos, algunos libros que yo mismo he escrito, y a cada vez he salido más rico en palabras e imágenes.
La ilustración no re-presenta el texto, sino que ofrece a lector la posibilidad de leer con otros ojos, los del ilustrador, y eso enriquece la lectura. Y las imágenes que se le aparecen al ilustrador para acompañar un texto, a menudo difieren de lo que la primera lectura le decía: su lectura también es más rica.